Darren Wilson, el agente blanco de 28 años, que mató en agosto a Michael Brown ha dimitido como agente de la policía de Ferguson, según anunció este sábado su abogado. La renuncia de Wilson era esperada y tendrá efecto inmediato. Un gran jurado decidió el lunes no presentar cargos contra el agente por la muerte del joven negro de 18 años desarmado en el suburbio de San Luis (Misuri). Antes del anuncio judicial, ya había trascendido que Wilson estaba negociando su salida del cuerpo policial.
El agente fue suspendido de empleo tras matar a Brown, pero mantenía su sueldo. Desde entonces, vive bajo protección policial en un lugar secreto.Wilson, que entró a la policía de Ferguson en 2011, mandó una carta de dimisión en la que cita, como razones, la seguridad de otros agentes y de residentes de Ferguson. Y en la que desea que su renuncia ayude a "curar a la comunidad".
La identidad de Wilson fue revelada a los pocos días de la muerte de Brown, el 9 de agosto. Desde entonces, los familiares del fallecido y grupos de activistas pedían que el agente fuera suspendido de sueldo y dimitiera. Ahora, Wilson, tras la exoneración judicial, busca reconstruir su vida. Posiblemente fuera de Ferguson, donde es odiado entre la comunidad negra.
“Quiero una vida normal”, dijo en una entrevista a la cadena ABC emitida el miércoles, dos días después del anuncio del dictamen del gran jurado, y en su primera aparición desde la muerte de Brown. Antes de ingresar en la policía de Ferguson, Wilson —que procede de una familia desestructurada y se casó recientemente por segunda vez— trabajó dos años en la de Jennings, un municipio anexo, que fue disuelta tras varias polémicas raciales.
En la entrevista televisiva, el agente dijo tener la “conciencia tranquila” porque hizo su trabajo “correctamente” cuando le descerrajó al menos seis tiros a Brown al mediodía de un sábado en una calle residencial. Señaló que habría actuado igual si Brown hubiese sido blanco y reiteró la versión de los hechos que explicó al gran jurado, que no halló suficientes pruebas para imputarlo. Muy tranquilo, explicó que fue Brown el que “golpeó primero” y que temió por su vida. Y negó que el joven alzara sus manos, como asegura el amigo que lo acompañaba. Ese gesto es ahora icónico entre los manifestantes de Ferguson.
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