Carlos Yárnoz París 23 SEP 2015 - 19:18 CEST
Los dos enormes portahelicópteros Mistral construidos en Francia con destino inicial a Rusia acabarán en manos de la Marina egipcia. París prosigue así su rearme al régimen egipcio del general Abdelfatá al Sisi, pero también pone punto final a un grave contencioso con Moscú que ha concluido con un acuerdo pactado amistosamente. En paralelo, París se ha situado estos días a la cabeza de los países que proclaman su deseo de que se levanten pronto las sanciones económicas impuestas a Rusia por la Unión Europea a raíz del conflicto en Ucrania, que originó el veto francés a entregar los dos buques de guerra a la Marina rusa.
El presidente francés, François Hollande, y el egipcio, Al Sisi, han mantenido una conversación telefónica esta mañana y han alcanzado un acuerdo para la venta de los dos navíos a El Cairo. Se trata de dos buques de proyección, es decir, con capacidad de transportar a grandes distancias helicópteros, carros de combate y tropas para actuar de forma autónoma.
Dada la creciente inestabilidad en la zona, y especialmente en Libia, Egipto ha decidido modernizar y ampliar sus fuerzas armadas y Francia se ha convertido en uno de sus principales proveedores. En febrero pasado, París ya vendió a El Cairo 24 cazabombarderos Rafale, una fragata y misiles por un valor de 5.000 millones de euros.
Los dos portahelicópteros, uno de ellos ya terminado, bautizados con los nombres de Sebastopol y Vladivostok, empezaron a construirse hace tres años para Rusia, que había firmado el contrato correspondiente en 2011, bajo el mandato de Nicolas Sarkozy, por un valor global de 1.200 millones de euros. El pasado verano, la intervención de Rusia en Ucrania y la anexión de Crimea hicieron imposible la entrega de los buques, prevista para el pasado otoño. “No se dan las condiciones para la entrega”, reiteró Hollande.
La pasada primavera, Moscú y París iniciaron las negociaciones para pactar la ruptura del contrato. En casos similares, y de acuerdo con la legislación internacional, el país suministrador debe pagar elevadas indemnizaciones y, además, no puede vender las armas a un tercero. En esta ocasión, sin embargo, Francia y Rusia alcanzaron un rápido acuerdo.
París solo pagará a Rusia 950 millones, equivalentes a las cantidades ya entregadas por los rusos más los gastos de montaje y desmontaje de armamento ya instalado en el primer barco. No hay indemnizaciones y, además, los rusos dan libertad a los franceses para vender los buques, como adelantó la semana pasada en el Parlamento el ministro de Exteriores, Laurent Fabius.
Las facilidades dadas por Moscú para este acuerdo coinciden con un acercamiento entre Francia y Rusia en dos frentes: Ucrania y Siria. Fabius ha señalado en el Parlamento que Francia “apoyará el levantamiento de sanciones” a Rusia si se producen avances en el contencioso de Ucrania. “Penalizan mucho a la economía rusa, pero también a la francesa y a las de otros países europeos”, añadió. Hollande ha convocado para el 2 de octubre en París al presidente ruso, Vladímir Putin, y a la canciller Angela Merkel para debatir la situación en Ucrania.
En el frente sirio, por otro lado, Francia reitera que la solución debe ser “política” y que para alcanzarla ha iniciado contactos con todas las partes afectadas, incluida Rusia, principal proveedora de armas al régimen de Bachar el Asad, cuya salida del poder exige París.
Los dos enormes portahelicópteros Mistral construidos en Francia con destino inicial a Rusia acabarán en manos de la Marina egipcia. París prosigue así su rearme al régimen egipcio del general Abdelfatá al Sisi, pero también pone punto final a un grave contencioso con Moscú que ha concluido con un acuerdo pactado amistosamente. En paralelo, París se ha situado estos días a la cabeza de los países que proclaman su deseo de que se levanten pronto las sanciones económicas impuestas a Rusia por la Unión Europea a raíz del conflicto en Ucrania, que originó el veto francés a entregar los dos buques de guerra a la Marina rusa.
El presidente francés, François Hollande, y el egipcio, Al Sisi, han mantenido una conversación telefónica esta mañana y han alcanzado un acuerdo para la venta de los dos navíos a El Cairo. Se trata de dos buques de proyección, es decir, con capacidad de transportar a grandes distancias helicópteros, carros de combate y tropas para actuar de forma autónoma.
Dada la creciente inestabilidad en la zona, y especialmente en Libia, Egipto ha decidido modernizar y ampliar sus fuerzas armadas y Francia se ha convertido en uno de sus principales proveedores. En febrero pasado, París ya vendió a El Cairo 24 cazabombarderos Rafale, una fragata y misiles por un valor de 5.000 millones de euros.
El pacto con Moscú coincide con la posición francesa favorable al levantamiento de sanciones a Rusia
París solo pagará a Rusia 950 millones, equivalentes a las cantidades ya entregadas por los rusos más los gastos de montaje y desmontaje de armamento ya instalado en el primer barco. No hay indemnizaciones y, además, los rusos dan libertad a los franceses para vender los buques, como adelantó la semana pasada en el Parlamento el ministro de Exteriores, Laurent Fabius.
Las facilidades dadas por Moscú para este acuerdo coinciden con un acercamiento entre Francia y Rusia en dos frentes: Ucrania y Siria. Fabius ha señalado en el Parlamento que Francia “apoyará el levantamiento de sanciones” a Rusia si se producen avances en el contencioso de Ucrania. “Penalizan mucho a la economía rusa, pero también a la francesa y a las de otros países europeos”, añadió. Hollande ha convocado para el 2 de octubre en París al presidente ruso, Vladímir Putin, y a la canciller Angela Merkel para debatir la situación en Ucrania.
En el frente sirio, por otro lado, Francia reitera que la solución debe ser “política” y que para alcanzarla ha iniciado contactos con todas las partes afectadas, incluida Rusia, principal proveedora de armas al régimen de Bachar el Asad, cuya salida del poder exige París.
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