Grecia vive hoy prácticamente paralizada y aislada por vía aérea la segunda huelga general del año, convocada por los principales sindicatos contra las políticas de austeridad impulsadas por el Gobierno, que imponen la eliminación de hasta 5.500 puestos de trabajo en el sector público y una reforma de la legislación laboral que permita el despido libre. Mientras tanto, el Gobierno contempla la posibilidad de que el rescate se alargue hasta 2015 ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con la troika sobre la revisión en curso del programa de ajuste.
El paro ha sido convocado por las dos grandes centrales, la Confederación de Sindicatos de funcionarios (ADEDY, sector público) y la Confederación General de Trabajadores de Grecia (GSEE, sector privado), que han organizado la tradicional marcha desde el centro de Atenas hasta la plaza de Syntagma, sede del Parlamento. También se han programado marchas en las principales ciudades del país como en Salónica, la segunda más grande de Grecia.
El transporte público se ha visto alterado, ya que no circulan los trenes y los autobuses urbanos y el metro lo harán solo en ciertas franjas horarias. También se han sumado al paro el transporte marítimo y el aéreo, que debido al paro del sindicato de controladores aéreos ha cancelado todos los vuelos de todas las compañías que operan en Grecia.
También secundan el paro las asociaciones de pymes —uno de los sectores más golpeados por la crisis— y los hospitales, que solo funcionarán con servicios mínimos. Del sector público pararán los funcionarios de las instituciones locales, los maestros y profesores y los trabajadores de las delegaciones de Hacienda y Justicia.
Programa de rescate
El número dos del Ejecutivo griego, Evánguelos Venizelos, anunció hoy que "por motivos técnicos" el programa de rescate podría "prolongarse un par de días o unas semanas" de 2015, una ayuda que, teóricamente, concluye el próximo 31 de diciembre y que el primer ministro, el conservador Andonis Samarás, había apuntado el pasado día 7 que podría abandonarse antes de tiempo.
La reciente reunión en París entre miembros del Gobierno heleno y epresentantes de la troika de acreedores concluyó con pocos avances y sin acuerdo en puntos clave, como el disenso en torno a la cuantía de la brecha financiera en 2015, según reconocieron a la prensa griega fuentes gubernamentales.
Mientras los acreedores (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional) parten de que en los presupuestos generales de 2015 se abre un déficit de financiación de hasta 3.600 millones de euros, el Gobierno sostiene que no existe tal brecha.
Uno de los escollos que se plantea es que en principio el 31 de diciembre deberían vencer 1.800 millones de euros procedentes del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera. Con una prórroga se evitaría que Grecia perdiera estos fondos, aunque la extensión debería ser aprobada por los Estados de la zona euro. También está en discusión la concesión en 2015 de un crédito preventivo o reforzado, una ayuda sujeta a condiciones menos draconianas que las del rescate.
El grupo europeo de trabajo se reúne hoy en Bruselas para analizar esta eventual prórroga del rescate.
Pese a la inminencia del vencimiento del rescate, y a los primeros datos positivos de la economía griega —que ha alcanzado ya un superávit primario de 2.654 millones, según el Gobierno—, la troika insiste en la necesidad de realizar nuevos ajustes para salvar el agujero detectado en los Presupuestos de 2015. Entre estas demandas figuran el despido de 5.500 funcionarios, el fin de la moratoria de desahucios, que concluye el último día del año.
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